Al subir la reseña de este blog a Facebook, un gran amigo, Raúl Lopez Lopez (saludos desde Madrid, a ver cuándo dejo caerme por Granada con más tranquilidad que cuando estuve la última vez y unos tomamos dos o tres jarras en las Marismas) me sugirió una película chilena que, según me dijo, me gustaría teniendo en cuenta que coincidimos, y mucho, en gustos de películas buenas y casposas (a la vez) como Machete, por ejemplo...
Así pues, y tras ponerme los dientes largos, no pude evitar buscarla, descargarla y acto seguido, verla y más teniendo en cuenta que en una sola frase, encontraba estas palabras: ostias, paranoia y está mal hecha pero mola...
Nº 53: Mirageman (2007)
Para los no iniciados y a modo de sinopsis para vender la película con otras palabras que no fueran como me la vendieron a mi, Mirageman es una película chilena del 2007 que trata sobre un hombre, Maco Gutierrez, que ha sufrido un terrible trauma en su infancia: sus padres fueron asesinados a manos de unos ladrones los cuales, para más inri, violaron a su hermano. Maco entrena duro todos los días atormentado por los fantasmas del pasado mientras tiene que aguantar su nefasto trabajo como portero en un club de striptease...
Sin embargo, cuando una noche está corriendo por la calle como un día más de su entrenamiento diario, sorprende a unos ladrones que están desvalijando una casa. Llamado por un sentimiento de justicia, vencerá a los ladrones convirtiéndose, sin quererlo, en un super héroe...
Bien. Mirageman es precisamente eso, la historia de una persona que quiere hacer el bien para tratar de exorcizar sus fantasmas y vengarse de todo mal que se de en el mundo y es que, inevitablemente, uno no puede evitar pensar en una cosa: Kick Ass, donde una persona de a pie se convierte en super heroe de la noche a la mañana por una serie de motivos.
Sin embargo, aunque pueda parecerlo, Mirageman no es una película cualquiera, si no que es, a grandes rasgos, el resultado de fusionar en una sola cinta un argumento como el de Kick Ass con una apisonadora como es Tony Jaa y su gran película Ong Bak con algunos retazos de ese incomprendido por algunos, adorado por muchos (entre otros yo) llamado Italian Spiderman.
Como protagonista, contamos con Marko Zaror, un gran tipo que es actor en películas de artes marciales (mirando por internet información de este actor, me encontré con que le consideran el sucesor natural de Steven Seagal o Jean Claude Van Damme) que a parte, es quien coreografía las peleas, que por cierto, sin ser tan espectaculares como las de Jaa, no se quedan atrás ni muchísimo menos, con momentos francamente espectaculares y muy bien coreografiados.
Por lo demás, un argumento bastante simple pero que cuenta con algún pequeño giro inesperado para desembocar en un final que, personalmente, me pareció muy acertado y que pone el broche de oro para una película que, pese a lo que pueda parecer, no es en absoluto algo infumable aunque también es cierto que tampoco es ninguna obra maestra, ni mucho menos, pero está realizada con mucho mimo, pese a lo que pueda parecer.
Así pues, para quienes quieran ver un tipo de cine diferente, con humor propio del país (dado que mi madre es chilena, entendí toda la jerga y palabras así como el tipo de humor que se da por allá) y que, si bien su factura técnica y nivel de interpretación no pasará a la historia, merece la pena ver por lo bien realizadas que están sus peleas, sin más pretensión que la de pasar un ratillo entretenido, acompañado de amigos, cervezas y humo en el ambiente.
PD: personalmente, seguiré la trayectoria del director y de Marko Zaror, que al parecer tienen juntos una película anterior 100% de artes marciales, y tiene pinta de ser muy interesante...
Para muestra, un botón (puede contener algún mini spoiler)
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