viernes, 14 de enero de 2011

Una de secuestros

Tras un parón más que considerable en lo que a cine asiático se refiere (principalmente japonés) estoy descubriendo grandísimas películas venidas desde Asia que están haciendo que me interese cada vez más y más en el cine que viene desde allí y empiece a cuestionarme bastante la calidad del cine enfocado para las masas: el norteamericano...

Mientras que algunos buscan refugio en el cine independiente y moderno para salir de lo comercial, personalmente, veo más enriquecedor todo lo que viene desde Asia por el cuidado a la hora de realizar cine y lo efectivo de sus métodos para llevarlo a cabo, ya sea desde Japón, desde Corea del Norte (cuyo cine, en mi opinión, es superior al japonés) o como en este caso, Singapur.

Nº 7: Kidnapper (Bang Fei) (2010) (V.O.S.)

Kidnapper es una buena muestra de cómo de una idea aparentemente simple, si se sabe desarrollar de la forma correcta, puedes elaborar una trama mucho más compleja de lo que pueda aparecer a simple vista y con un resultado, simplemente, redondo.

Para quien no la conozca, Kidnapper nos cuenta la historia de un secuestro, ta y como puede dar a entender el nombre. Un secuestro que sale mal pero que, sin embargo, traerá durísimas consecuencas a un pobre taxista que se mata a trabajar para mantener a su hijo, que por supuesto es lo único que tiene y que quiere y protege como a su vida... y eso hará cuando su hijo sea secuestrado por equivocación.

Una trama bastante simple, como decía, pero cuyo desarrollo es de los que quitan el hipo pues, Kidnapper cuenta en su haber con una gran virtud: un ritmo endiablado que no da respiro al espectador en ningún momento, gracias a la agilidad con la que está rodada y los contínuos giros que nos encontraremos durante los 90 minutos de duración y que hará que se nos encoja el corazón en más de una ocasión, empaticemos con su protagonista, nos entristezcamos con la situación de su hijo, y odiemos a su secuestrador como si nos estuviera ocurriendo a nosotros todas las desdichas que le suceden al padre.

Todo esto, gracias como digo a un excelente ritmo narrativo apoyado por la impresionante actuación de su protagonista (Cristopher Lee) quien lleva prácticamente todo el peso de la historia sobre sus hombros y nos transmitirá constantemente un torrente de sensaciones en su carrera contrarreloj por salvar a su hijo.

No obstante, y por ponerle alguna pega, la cinta peca de algunos detalles que si bien se pueden pasar por alto, pueden hacer que sean poco creíbles (los cuales no quiero comentar aquí por evitar spoilers, ya que además es de los momentos más críticos de la película, junto con algunos pequeños tópicos de este tipo de películas, donde el malo es muy malo y no se inmuta ante nada, pero que sin embargo, son necesarios para el correcto desarrollo de la trama.

Por lo demás, peliculón en toda regla que, junto a la impactante y sobrecogedora I Saw The Devil, se convierten en lo mejor que he visto desde Asia en muchísimo tiempo y que, de haberla visto el año pasado, hubiera hecho tambalear más de un "top" de los que se hacen a finales de año.

Imprescindible.

9'5/10

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