martes, 12 de enero de 2010

Una pequeña decepción.

Nº 2 - Sleuth (La Huella) (2007)

Con muchas interrupciones, cosa que odio a la hora de ver una película, acabo de terminar de ver hace escasos minutos Sleuth.

Como aliciente, el ver el duelo interpretativo de dos grandes del cine: Jude Law (el cual me cae genial y suele gustarme lo que hace) y Michael Caine (del que no era muy amig o hasta verle en la sensacional Batman Begins y su secuela The Dark Knight y de la no menos buena Hijos de los Hombres). Para redondear la faena, la dirige Kenneth Branagh, responsable principalmente de llevar las obras de Shakespeare al cine con muy buenos resultados.

El argumento, también es muy atractivo: Un escritor (Caine) se cita con el amante de su mujer (Law) en su mansión para hacer un trato de cara a un futuro divorcio. Sin embargo, el escritor tiene otros planes para el amante de su mujer y dará comienzo un juego de astucia para ver quién es más ingenioso de los dos...
A grosso modo de eso trata la película y de hecho, en los primeros minutos ya te tiene atrapado viendo que todo va cobrando un pequeño tinte cada vez más oscuro (Michael Caine da muy mal rollo porque nunca sabes si habla en serio o está de coña)
Sin embargo, diálogos sin sentido, o más bien surrealistas empiezan a desfilar por tus oídos y uno tiene la sensación de que algo no va bien.

Como uno es paciente, decide pasar del tema y seguir viendo la película porque otra cosa no, pero te mantiene intrigado como pocas... pero no llega a cuajar.

Sinceramente, me esperaba más de esta película ya que, viene precedida de una obra de teatro que, según dicen, es redonda y una revisión original hecha en los años 70 (en la que Michael Caine es el amante de la mujer del escritor) que al parecer se come a este remake con patatas (como suele pasar prácticamente siempre) ya que está rodado mucho más como una obra de teatro... y eso que esta versión moderna, es de por sí muy parecido a una obra de teatro en la que tan sólo encontraremos a dos personajes en pantalla y un tercer protagonista, que sería la mansión donde se desarrolla la historia: una casa domótica llena de cámaras de seguridad (me ha gustado mucho cómo meten los planos de las cámaras de seguridad en la historia).

En definitiva, una película que parte de una idea y un inicio muy buenos pero que sin embargo se va desinflando de cara al final (sobre todo en lo que sería el tercer acto de la obra) en la que la ida de olla es cada vez más marcada con esos diálogos que comienzan surrealistas pero acaban rozando lo absurdo y un final que a mi me dejó con cara de Krusty con el cigarrillo colgando de la boca.

Confío en ver la original pronto y quitarme el sabor agridulce que me ha dejado, aunque con suerte, esta tarde-noche vemos algo con el Momotrón y se me olvida lo que he visto.

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